Notas Retro

Del comic al VHS (Nota de 1988)

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Del Comic al VHS: “UN HEROE DE HISTORIETA SE LE METIÓ EN EL APARATO”

Nota de octubre de 1988 de Anibal M. Vinelli en la revista VIDEO PARA USTED.

Con figuras que no sólo han superado la mayoría de edad sino que en algunos casos pasaron la madurez, era inevitable que cine mediante dos de las formas de entretenimiento más populares del siglo XX se encontraran en la pantalla de su televisor hogareño. Así, de historieta y video hay abundantes posibilidades en el catálogo local aunque todavía añoremos perlas como el Batman de 1966 con Adam West o aquellos personajes que surcaron por el ya extinto cine de episodios. Como el mismo Batman, El Capitán Marvel, Red Ryder, Superman o Flash Gordon, pese a que casi todos ellos pueden encontrarse en el largometraje. Un par son absolutamente inocentes, alejados de cualquier forma de violencia, aún la escasamente letal que se practica en el género, Annie (LK-Tel) es una versión filma da nada menos que por John Huston, me nos la historieta de Harold Gray, que la excelente comedia musical de Broadway que es su directa inspiración. Con un score encantador donde brilla el éxito de Mañana y las intervenciones de Albert Finney, Carol Burnett, Tim Curry, Bernadette Peters y Ailan Quinn como Annie la huerfanita, ésta es una delicia, un poquitin larga pero siempre agradable.

De las creaciones de Charles Schulz Peanuts o Rabanitos hay una buena selección, la mayoría en episodios dobles en Radiocom, con títulos como Feliz San Valentín Charlie Brown o Tu primer beso Charlie Brown, y el largometraje de AVH Buen viaje Charlie Brown. En uno y otros son normas de comportamiento infantil y preadolescentes a través del crecimiento del tímido Charlie y las genialidades de ese inefable del perro Snoopy.
El resto son héroes sin mancha, implacables luchadores de la Justicia contra villanos monstruosos y desmesurados, defensores evidentes -no importa el mundo o la ciudad que les hayan dado sus autores— del American Way of Life.
Buck Rogers en el siglo XXV (AVH) surge de la que es considerada, a partir de su debut el 7 de enero de 1929, como la primera tira norteamericana de ciencia-ficción. Adaptada por Phil Nowlan de su propia novela Armageddon 2419, fue dibujada por Dick Calkins y contaba la historieta de un teniente de la Fuerza Aérea que luego de un sueño de 5 siglos despierta en una Tierra devastada por invasores mongoles. Junto a su compañera Wilma Deering los derrotará hasta que otros enemigos aparezcan en el horizonte, desde hombre-tigres hasta piratas. En el largometraje están los inicios con Gil Gerard como el héroe.

El peligro amarillo —cosas de la época y después, aún hoy- también estaba en Flash Gordon (Legal Video), en el largometraje con Sam Jones, en los dibujos (Leda films). El maligno Ming de Mongo (iqué manera de llamarse!) es el Némesis de Flash, que en las huellas de Buck —nació 5 años después también tiene una bella compañera, Dale Arden, más un científico genial como el doctor Zarkov. La película de 1980 no está a la altura de los inolvidables dibujos de Alex Ramond, pero se deja ver. Flash está interpretado por el apolíneo cara-de héroe Jones, y Ming es Max Von Sydow, algo más divertido que en los filmes de Bergman.

De Batman sólo están los dibujos animados de AVH, pero si usted gusta de los en mascarados (tarea difícil la de combatir al Mal), no podrá quejarse. El Llanero Solitario fue primero un programa de radio y en 1938 llegó al comic. Vaquero errante cu ya identidad permanece en secreto, vagaba por las rutas del Oeste montado en su tordillo (“¡Hi Yo Silver!”) junto al indio Tonto. Fue film de episodios y una prolongada serie de televisión con Clayton Moore. La leyenda del Llanero Solitario (Legal/CBS Fox), fue un intento de revivirlo en 1981 con Klinton Spilsbury, pero la cosa no funcionó. Tal vez la idea se había agotado o era ya muy ingenua para estos tiempos de robots.

Máscara también, pero además capucha y uniforme completo eran-son-algunos de los atributos del Hombre Araña, héro epor accidente antes que por elección, mutación derivada de la mordida de una araña radioactiva que sufre Peter Parker. Quien a partir de ahí, a voluntad, se transforma en el Hombre Araña, capaz de destilar unos largos y potentes hilos que le permiten casi volar a través de la ciudad y atrapar a sus adversarios. Reflejo de la época en que nació, el personaje tiene problemas personales y conflictos, es una creación de los sesentas, más exactamente de 1962. En el catálogo local está la versión dibujada (Leda films) y un par de largometrajes (LK-Tel), El Hombre Araña y el reto del Dragón y El Hombe Araña contraataca.

Parecería que la década, a pesar de su carga tecnológica o quizá a causa de ella (hay tantas maravillas auténticas que la fantasía debe ir más allá de la lógica) ha de crear héroes todavía más desmesurados. He-Man, por ejemplo, es un monumento a la astucia comercial de una empresa juguetera, la Mattel Toys, asociada con la compañía cinematográfica Filmation. Desde entonces aquello de “¡Ya tengo el Poder!” (que suena a expresión de deseos de dictador latinoamericano) se ha hecho verdad y son miles de millones de dólares los recaudados o generados por el personaje en incontables películas, historietas, juguetes y licencias para cuanto objeto uno se puede imaginar. Y no sólo para niños: en Estados Unidos se han vendido decenas de miles de calzoncillos con la imagen del poderoso, por una relacióon de ideas y sugerencias que no sería de buen gusto explicar aquí. Catapultado por la televisión, el negocio se ha prolongado en el video con títulos en AVH y Ledafilms dibujados, y en la versión cinematográfica con el pétreo Dolph Lundgren (He Man) y el buen actor Frank Langella (Skeletor) ganándose unos dólares (Trasmundo).

Sin embargo, al fin de cuentas, en esta constelación la estrella suprema, la que siempre vuelve, la que ha seguido volando en los últimos 50 años cada vez más alto y más lejos, es Superman. El Hombre de Acero nació en 1938 de la imaginación de Shuster y Siegel, verdaderos mártires de la historieta que dio millones y por la que ellos cobraron inicialmente unos pocos dólares y, recién años después, para evitar el desprestigio, sendas pensiones. Su criatura los ha de sobrevivir y perpetuar, ya que como ninguna se reitera en cuanto formato y objeto haya imaginado el ser humano, desde discos hasta cubrecamas, de vasitos de cerámica a caretas, calcomanías e insignias, como los que pueden adquirirse en cualquier juguetería o las legendarias que llevaban los aviones norteamericanos de la Segunda Guerra para enojo de Goebbels. En los catálogos porteños hay un buen surtido, todavía faltan los dos films de episodios (1948 y 1950), pero está en cambio casi todo lo demás. Como los inolvidables dibujos de Max Fleischer (VideoClauen) o los más modernos de la Serie Super Amigos (AVH), o la rareza de dos episodios de la serie televisiva de los cincuenta (VEA) con George Reeves, el Superman que se suicidó -todavía se discute— por no poder seguirlo siendo, o porque no podía
hacer otra cosa. Esto se complementa con los cuatro largometrajes de 1978, 1980, 1983 y 1987, el I, II y IV editados por Transmundo, el III por Transeuropa. Con Christopher Reeves como Superman, Margot Kidder como Lois Lane, Marlon Brando y Glenn Ford como los papás, Jor-Ely Kent, Gene Hackman, Terence Stamp y Robert Vaughn como villanos. Y toda la fantasía de un mito eterno.


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