Historia de la censura cinematográfica en Argentina (parte 2)
Películas censuradas y prohibidas
(Nota de 1987)
La actitud del juez Dr. Sabattini de clausurar una de las salas del Cine Lorca y detener a su propietario por exhibir El diablo en el cuerpo, trajo como secuelas la postergación a último momento de Escandalosa Gilda y el retiro de cartel de Los relajados del rey, le otorgan inusitada actualidad a esta serie de notas.
Segunda Nota: Texto e ilustraciones de Tito Franco
Tercera Nota: Enlace
De las numerosas publicaciones periodísticas, ya sea editoriales como declaraciones de conspicuas personalidades de las artes, aparecidas en el transcurso de los últimos años, hemos seleccionado algunos párrafos que hablan a las claras de una suerte de reacción que existió siempre ante la represión censora que no escamotea sutilezas con tal de encontrar el benévolo apoyo de un grupo de desprevenidos que siempre existe. Veamos:
FEDERICO FELLINI expresa: “La censura no debería existir. Desgraciadamente, debo remedar la antigua frase “los pueblos tienen el gobierno que merecen”. Se abandonan como niños y los aprovechan un grupo integrado por representantes de sectores que se arrogan un derecho paternalista. Nada más ridículo. Es simplemente un atentado a la libertad de opinión, pensamiento y espíritu.”
HOMERO ALSINA THEVENET (prestigioso crítico cinematográfico): “Censurar a la censura es una forma rápida y milagrosa de poner de acuerdo a gente muy distinta. En cualquier reunión social o familiar habrá seguras discrepancias sobre política, moral, libertad sexual, rebelión juvenil y muchos otros temas, però es seguro que casi todos los presentes coincidirán en que la censura cinematográfica es un oprobio dentro de la sociedad civilizada” (Censura y otras presiones sobre el cine).
MANUEL ANTIN (prestigioso realizador y Presidente del Instituto Nacional de Cinematografía) “La censura es en general una forma de coerción solamente tolerable en sociedades no adultas o de mentalidad infantil. En nuestro caso, el pueblo argentino ha demostrado repetidas veces, sobre todo en el cine, tener una mentalidad muy adulta y con capacidad selectiva. Creo que son pocos los países del mundo en los que la censura sea tan innecesaria como en la Argentina.” (LA PRENSA – 30-8-70).
FEDERICO LUPPI (actor) “La censura es un lastre absolutamente perjudicial que, aparte de la improcedencia absurda que significa que alguien dictamine qué es lo que deben ver los adultos, implica un menoscabo a ese adulto en varios niveles: como individuo, como pensante, como creador, como intérprete de cada hecho cultural, y cuyas consecuencias inmediatas son el establecimiento del temor (que implica autocensura en los temas a tratar), hibridez temática, tendencia a una visión rosada de la realidad, desestimación de un público apto, salas de cine vacías (en especial del cine nacional) y golpe de muerte a una industria a la que no dejan ser tal”. (LA PRENSA – 3-9-70).
RODOLFO KUHN (realizador) “El decreto-ley 62/1957 decía: “El que de cualquier modo atentara contra la libertad de expresión cinematográfica, ejercitando censura o impidiendo la libre circulación o exhibición de una obra cinematográfica, será reprimido con prisión de uno a seis meses”. Trece años más tarde, la censura se ha convertido en un delito privilegiado, y lo hace con la bandera de salvaguardar la moral y la forma de vida de nuestra gente. Personalmente creo que los argentinos no necesitan este padre protector que es la censura para protegerlos”. (LA PRENSA 22-8-70).
CLARIN dice en su editorial (24-9-81): “Si el vago rigor de la censura local priva al público de productos extranjeros de trascendencia, para el cine argentino llega al paroxismo castrador. Los artistas argentinos no pueden aspirar en este momento a testimoniar conflictos adultos y mucho menos a una visión crítica de la realidad. La asepsia se hace total y las películas argentinas deben proyectar un irreal país estable, armónico, libre y feliz. Esta prefabricada inautenticidad aleja al espectador del cine que debería ser su natural receptáculo. Si esto es industrialmente destructivo, al descolocar lo nuestro en la competición con lo de afuera, configura por añadidura una ofensiva antinacional de más largo alcance. Es penoso que el argentino llegue a sensibilizarse más y mejor a través de películas extranjeras e incluso a tomar conciencia de la problemática contemporánea sólo por ellas”. Y agrega: “La censura cinematográfica sigue siendo lesiva al adulto raciocinio de la ciudadanía y a la tradición de libertad que suele invocarse en mensajes oficiales”.
LA PRENSA a través de uno de sus editoriales, expresa: “La censura de espectáculos públicos es, de por sí, algo decididamente controvertido. Su existencia parte de la premisa de que existen en la sociedad humana, algunos pocos seres privilegiados que saben, mejor que todos los demás juntos, lo que es bueno para el público de la nación vista en conjunto, más exactamente lo que es bueno y lo que es malo, lo que beneficia y lo que perjudica a todos… menos a ellos mismos, se entiende. A esta minoría, más que a menudo elegida por digitación, se confía, como dijimos, la tutela moral sobre el resto de la población, como si se tratase de una tutoría ejercida respecto a un menor de edad”.
LA RAZÓN publica la carta de un lector que dice: “La historia de la censura argentina, que no tiene precedentes en toda la humanidad (salvo en los países musulmanes) ha llegado al colmo del abuso y la culpa la tienen los cronistas especializados ya que debiendo ser portadores de las solicitudes del público, nada dicen, no se dirigen al gobierno, no envían notas de protesta a festivales cinematográficos; porque la censura no tiene el don de la justicia ya que es precisamente lo que ella avasalla. Es una de las formas más espantosas del atraso del arte. Está representada por los ancestros más bajos de la tipología humana”. Y agrega: “La censura no tiene representatividad porque atenta contra lo más sagrado,que es la libertad de expresión”.
LA NACIÓN publica una carta del Dr. Ricardo U. Siri, quien afirma: “Llama la atención que quienes pregonan acerca del alto nivel intelectual de nuestra población, reflejado en el número de estudiantes universitarios, la cantidad de galerías de arte, el público que en manera permanente asiste al Teatro Colón, y otras expresiones análogas, simultáneamente demuestren escepticismo tan grande relativo a dicha formación, que suponen se deterioraría, o desaparecería en gran parte, por la mera lectura de una revista, o la asistencia a una sala cinematográfica”.
CHRISTIANE ROCHEFORT (escritora francesa, autora de “El reposo del guerrero”, obra censurada hace unos años en la Argentina) afirma: “La censura es siempre más mala que buena. Si la libertad puede resultar peligrosa, mucho más lo es la hipocresía. La censura puede ser un peligro porque puede anular los auténticos valores artísticos de una obra.”
GUIDO ARISTARCO (crítico italiano) ha dicho sobre la censura: “La censura es absurda. El libreto de toda futura película debe pasar por manos de burócratas que decidirán su apoyo o rechazo. De modo que todo depende de funcionarios que hoy pueden ser inteligentes y mañana cretinos. Además, rechazar un libreto es como juzgar al ladron antes que robe”.
Algunas películas prohibidas y censuradas en Argentina:
MOMENTOS INTIMOS (Francia, 1977). De Francois Mimet con Alexandra Stewart, Dirke Altevoght y Yanet Cuevas. Prohibida y luego estrenada con cortes.
ESQUIZOFRENIA (Gran Bretaña). De Pete Walker con Lynne Frederick, Victoria Allum y John Leyton. Prohibida.
CASANOVA (Italia, 1976). De Federico Fellini con Donald Sutherland, Leda Lojodice y Tina Aumont. Prohibida y luego exhibida con numerosos cortes.
LA JUSTICIA EN MIS MANOS (Estados Unidos, 1980). De Richard T. Heffron con Armand Assante y Barbara Carrera. Prohibida y luego autorizada con cortes.
LISZTOMANIA (Gran Bretaña, 1975). De Ken Russell con Roger Daltrey, Sara Kestelman y Ringo Starr. Prohibida.
ANDREA (Francia. 1975). De Henri Glaeser con Odette Laurent. Marine- Christine Descouard y Jacques Zolty. Prohibida
CRY UNCLE (Estados Unidos.. 1972). De John G. Avildsen con Allen Garfield. Madeleine le Rous, Maureen Byrnes. Prohibida.
Fuente: Revista Videonews de marzo de 1987
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