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Revista Gente: La Censura de Miguel Paulino Tato durante la dictadura militar

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«Las películas que no podremos ver» se trata de un artículo de la REVISTA GENTE publicado durante la última dictadura militar (1976-1983) en un tono muy complaciente con el gobierno de facto, en donde casi se «agradece» a Miguel Paulino Tato por las censuras realizadas.

Revista Gente:
«LAS PELICULAS QUE NO PODREMOS VER»

Escaneo rescatado gracias al trabajo de archivo de Jorge Arabito.
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Transcripción del artículo completo:

En general son golpes bajos. El Ente de Calificaciones Cinematográficas prohibió su exhibición en nuestro país, por razones morales e ideológicas. Hay de todo. Especulaciones burdas y algún título rescatable.

PREPAREN LOS PAÑUELOS. Fue elegida como la mejor película del 78 y la dirigió el argentino Ber- trand Blier. A un marido desesperado por el estado depresivo de su esposa, no se le ocurre nada mejor que recomendarle a su esposa una relación extramatrimonial. Le elige un desconocido como amante, con poco éxito, sin que tampoco esto sea una solución. Finalmente, los tres van a una colonia de vacaciones, donde la mujer conoce a un adolescente, y la «recuperación» se produce. La interpretan Gerard Depardieu, Patrick Dewaere y Carole Laura.

LUNA. La película cuenta la compleja relación entre un adolescente (Matheu Brady) y su madre (Jill Clayburgh), una diva de la ópera que abandonó a su esposo, un pintor (Tomas Milian), que aparece solo al principio y al final del filme. La madre -psíquicamente alterada- quiere conquistar el cariño del hijo y no advierte la bajeza de sus sentimientos. El chico no tolera esta situación y busca escapar, cayendo en malas compañías, hasta que su padre interviene para restablecer la sensatez.

EL TESTAFERRO. Bajo la dirección de Martin Ritt, Woody Allen se transforma en Howard Prince, un oscuro cajero de Nueva York. Su amigo es un escritor de televisión, que ha sido incluido en las famosas «listas negras» del senador McCarthy. Prince, entonces, comienza a presentar los libretos de su amigo, firmados con su propio nombre. La situación se mantiene hasta que él mismo es acusado. El drama parece rodearlo, pero finalmente el testaferro se convertirá en héroe.

NOVECENTO. Otro filme prohibido de Bernardo Bertolucci. Es un relato de los últimos setenta años, visto por dos muchachos que crecieron juntos, pese a las diferencias sociales. Robert de Niro, hijo de terratenientes, y Gerard Depardieu, hijo de humildes campesinos, nacen el mismo día de 1900. El ritmo de Novecento está marcado por el paso de las estaciones: el verano es la infancia y adolescencia de ambos protagonistas. El otoño y el invierno revelan los oscuros días del fascismo, y con la primavera llega la esperanza en el futuro. Más que una película es un panfleto comunista.

AMERICAN GIGOLO. Richard Gere es un buen mozo que explota su físico y su pinta con las mujeres. Ese es su trabajo. La primera parte de la película es un muestrario de fuertes escenas; el resto, una trama policial. El ambiente que frecuenta el protagonista está poblado de personajes de la más baja calaña. Como siempre, hay una mujer hermosa, Lauren Hutton, esposa de un próspero político, que trata de rescatarlo hasta que finalmente lo consigue.

HAIR. Fue el impacto teatral de Broadway en el 68. La historia comienza cuando Claude (John Savage), un joven campesino, llega a Manhattan un día antes de su ingreso al ejército. Quiere conocer la ciudad como turista. Pero se encuentra con un grupo de hippies que se encargan de enseñarle todo lo que no hay que aprender. La crítica norteamericana dijo que esta película cumplía todos sus objetivos: espectáculo divertido y provocativa observación de la realidad.

PRETTY BABY. Muestra cómo en un prostíbulo conviven mujeres de toda edad y condición social. La cámara se detiene sobre todo en Violet (Brooke Shields), que es cortejada por el más seductor de los clientes. A partir de allí, se convierte en la más solicitada y, a pesar de sus intentos, no puede dejar su infeliz situación. En una oportunidad trata de rehacer su vida casándose con un fotógrafo, pero todo es inútil.

EL EXORCISTA II. Regan (Linda Blair) es una adolescente que sufre terribles tormentos que ni siquiera su psiquiatra (Louise Fletcher) puede apaciguar mediante la hipnosis sincronizada. A su vez un reverendo (Richard Burton) tendrá una misión delicadísima: el Vaticano le encargó que dé o niegue la validez de un exorcismo que ya le han practicado. El director. John Boorman, para no ahorrar ninguna escena de horror cuidó especialmente la fotografía y la escenografía. Se cree que no podremos verla por sus escenas terroríficas y por su problema religioso.

REGRESO SIN GLORIA. Aquí la prohibieron en enero del 79. Tres meses después John Voigh y Jan Fonda ganaron sendos Oscars por su actuación en Regreso sin gloria. Según la crítica la virtud principal de Hal Ashby su director- fue desnudar el rostro de la guerra. Un soldado vuelve lisiado de Vietnam y en el hospital conoce a una enfermera voluntaria y esposa de un militar norteamericano. Entre ellos nace el amor.. La película tiende a convencer a los americanos de que ir a la guerra -aunque sea contra el comunismo- es un error. Los americanos lo está creyendo.

LOS GUERREROS. El día de su estreno. en Nueva York. provocó reacciones cercanas al escándalo. Su incitación a la violencia hizo que no se permitiera su proyección en nuestro país. La historia se desarrolla en Manhattan. donde el líder de una banda armada. que comete atropellos y asesinatos durante la noche. se propone tomar el poder. Para eso planea unificar todas las bandas en un auténtico ejército que reúne a más de cien mil personas de todas las razas. niveles sociales y sexos Finalmente. el único vencedor es la violencia.

NORMA RAE. Norma Rae (Sally Field) es una muchacha viuda, con dos hijos, que vive en un pueblo del sur norteamericano sin más recursos que su sueldo de obrera. Está resignada y acepta la realidad: salarios bajos, escasas garantías sindicales. Hasta que conoce a dos hombres. Uno la incita a la rebelión, el otro quiere hacerla reincidir en el amor y el matrimonio. Pero ella ya ha tomado su posición y es una activa sindicalista. Su fuerte contenido de luchas sociales y sindicalismo, hizo que se prohibiera.

  • Corrección de Axel Kuschevatzky en Twitter (X), donde publicamos previamente este artículo:
    El director de Preparen los pañuelos (Préparez vos mouchoirs, 1978) fue el francés Bertrand Blier. Su papá, el actor Bernard Blier, era argentino. El redactor le erró por un pelito.

 

El arte oscuro de la censura: Miguel Paulino Tato y la dictadura militar

Contexto: La dictadura y el rol de tato

La dictadura militar en Argentina comenzó con el Golpe de Estado del 24 de marzo de 1976 y se caracterizó por violaciones masivas a los derechos humanos, incluyendo torturas, desapariciones y una estricta censura. El régimen buscaba controlar cada aspecto de la vida, desde la política hasta la cultura. Miguel Paulino Tato, un crítico de cine convertido en censor, fue designado para supervisar la industria cinematográfica. Como director del Ente de Calificación Cinematográfica, su misión era garantizar que las películas no desafiaran la narrativa oficial ni mostraran contenido considerado subversivo. Así, Tato se convirtió en el guardián de lo que los argentinos podían ver, moldeando el panorama cultural a favor de la dictadura.

Métodos de Censura: El Poder del “Señor Tijeras”

Los métodos de censura de Tato eran tan arbitrarios como implacables. Él revisaba personalmente las películas y decidía qué era aceptable según criterios vagos como “moralidad” y “seguridad nacional”. Escenas con desnudos, violencia o disidencia política eran frecuentemente cortadas, y en muchos casos, películas enteras eran prohibidas si se consideraban demasiado provocadoras. Sus decisiones eran inapelables, lo que le otorgaba un poder absoluto sobre el cine argentino. Este enfoque le valió el apodo de “Señor Tijeras”, un reflejo de su disposición a eliminar cualquier elemento que no se alineara con los valores del régimen. Los cineastas vivían bajo la constante amenaza de su juicio, sabiendo que un solo corte podía condenar su obra al olvido.

Impacto de la Censura: Silenciando la Creatividad

La censura de Tato tuvo efectos profundos en la industria del cine y en la sociedad. Los cineastas se vieron obligados a practicar la autocensura, evitando temas que pudieran ser interpretados como críticos al gobierno. Esto resultó en una homogeneización del contenido, con películas que se limitaban a temas seguros y apolíticos para evitar problemas. La falta de diversidad en las voces y perspectivas limitó la creatividad y restringió el acceso del público a ideas nuevas. Además, la censura generó un clima de miedo entre artistas e intelectuales, quienes temían las repercusiones de sus creaciones. El cine, que alguna vez fue un espacio vibrante para contar historias y reflexionar sobre la sociedad, quedó reducido a una herramienta del régimen.

Voces de la Época: El Costo Humano

El impacto de la censura no se limitó a las películas; también afectó profundamente a las personas. El director Juan Carlos Desanzo recordaba: “Teníamos que medir cada palabra y cada imagen. Una crítica sutil podía significar la prohibición de tu película, o algo peor”. Otra cineasta, María Luisa Bemberg, tuvo que exiliarse tras la prohibición de su película Camila, que narraba un amor prohibido durante la dictadura. Los ciudadanos comunes también sufrieron, privados de acceso a obras que podrían haber enriquecido su visión del mundo. La censura no solo silenció a los artistas, sino que robó a la sociedad la oportunidad de debatir y reflexionar a través del arte.

Conclusión: Lecciones de la Historia

La censura durante la dictadura argentina, personificada en figuras como Miguel Paulino Tato, es un recordatorio sombrío de los peligros del poder sin control y de la importancia de la libertad de expresión. Tras la caída del régimen en 1983, Argentina vivió un renacimiento cultural, con artistas y cineastas ansiosos por contar sus historias sin temor. El fin de la censura permitió un florecimiento de la creatividad y la recuperación de voces que habían sido silenciadas. Recordar este capítulo oscuro es esencial para evitar que se repita. Hoy, debemos valorar y proteger las libertades que permiten al arte y a la sociedad prosperar.

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