Notas Retro

La video-piratería en Argentina (Historia e informe)

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La video-piratería en Argentina (Historia e informe)

Clarín Espectáculos. Buenos Aires, domingo 28 de agosto de 1988

LOS PIRATAS DE LA IMAGEN

Apenas unas horas atrás, la policía dio las cifras del último procedimiento: 47.000 videos falsos incautados; un millón y medio de australes. El video se afirma en el gusto y las costumbres de la gente y los piratas se frotan las manos buscando hacer su agosto. No es gratis. Ni para la industria, que este año, calculan los expertos, perderá unos 20 millones de dólares a manos de los filibusteros Ni para los video fanaticos, cuyas máquinas (y retinas) se resienten por la falta de calidad y otras enfermedades de los casetes falsos. Y pierden también los videoclubes cuando tienen un pirata cerca que, con menos costos, les compite, deslealmente, alquilando más barato… por un tiempo. Ni para los productores, que no reciben lo que les corresponde por su creación y deben reponerse al desaliento, tal vez el peor veneno para el creador. La gente de la Unión Argentina de Video y de la Asociación de Videoeditores Independientes calculan, en general, que el material pirata acumulado en los estantes de ciertos videoclubes promediaría un 35 por ciento. Las alarmas suenan. Y la lucha contra los filibusteros de las imágenes se intensifica. Una estimación habla de que este año terminará con no menos de 160 procedimientos policiales. Este informe cuenta el cómo y los porqués de esa lucha contra los que debilitan los cimientos de un entretenimiento y un vehículo de cultura cuyo futuro es, ahora, responsabilidad de todos.

Investigación y notas de Dora Videla

Se entiende por piratería videográfica la reproducción no autorizada de una obra cinematográfica, con miras a su distribución o comunicación al público. Este tipo de duplicación, hasta no hace mucho tiempo limitada a su formato tradicional de celuloide de 8, 16 o 35 mm, era un trabajo que solamente podían realizar grandes laboratorios especializados que contaran con la maquinaria adecuada. Sin embargo, la evolución tecnológica permite hoy que un niño de 5 años pueda copiar en su propia casa una película mediante el empleo dé dos simples videograbadores, en el tiempo que dura la proyección de la película. La casetera, ese maravilloso desarrollo tecnológico que llena de alegría, esparcimiento y cultura a millones de hogares en todo el mundo, permite, paralelamente, que los ladrones de siempre obtengan pingües ganancias robando el fruto de la inteligencia, el ingenio y la imaginación ajenos.

  • El principio

En la Argentina, el negocio de la piratería en video nació, como en el resto del planeta, en forma.gradual y hasta inocente. En los años de la “plata dulce” los viajeros internacionales compraban el novedoso aparato y traían consigo las películas en videocasete para hacerlos funcionar. Luego de ver las pocas películas disponibles tenían necesidad de canjearlas. Ahí nacieron los famosos “videoclubes” que en un primer momento se encargaban de centralizar los canjes de las películas originales traídas desde el exterior (generalmente en sistema NTSC y habladas en inglés, sin subtítulos, obvio).
Al poco tiempo los más “ligeros” vislumbraron el negocio y, sin abandonar el canje, montaron pequeños laboratorios para duplicar en serie las películas más solicitadas que, ya no solo obtenían por canje de sus clientes sino también por contrabando de países más avanzados en el tema, fundamentalmente los Estados Unidos, España y Venezuela. Así se desarrollaron pequeñas —y no tan pequeñas— editoras piratas que inundaron el mercado con copias de pésima calidad, en una época de incertidumbre donde aún los comerciantes honestos desconocían el valor de lo legal y de lo ilegal, y la piratería, abierta o embozadamente, ocupaba casi el 100 por ciento del mercado. Esta situación se prolongó hasta mediados de 1984 cuando se producen dos acontecimientos que hacen descender drásticamente la curva de la piratería. En primer lugar, los productores de la MPAA —Motion Pictures Association of América-efectúan la primera denuncia penal por piratería de video, y la División Defraudaciones y Estafas de la Policía Federal allana tres locales de videoclubes y desmantela la más importante “editora pirata” del momento secuestrando cerca de 5.000 casetes falsificados, 15 videograbadoras, etcétera.

  • Métodos de la lucha antidelito

“Las pérdidas por piratería en el mundo rondan los 2.000 millones de dólares por año. De ahí la necesidad de llevar a cabo una intensa campaña a nivel internacional para erradicarla”, señala el doctor Pablo Bossi, secretario y asesor legal de la Unión Argentina de Video. “La Motion Picture Association of America es la entidad que financia gran parte del programa antipirata en 64 países, incluida la Argentina”. “Aquí el mercado del video se reparte en similar proporción en Capital Federal y Gran Buenos Aires y el interior, pero se calcula que el material pirata circulante es del 30 por ciento en el área bonaerense y del 40 por ciento en el resto de las provincias, lo que hace un promedio del 35 por ciento de copias piratas en poder de los videoclubes de todo el país.”
“Los métodos para combatir la piratería, aquí y en el mundo, apuntan a la prevención, investigación y realización de acciones legales. Entre lo más sofisticado en prevención está la codificación de las películas de 35 mm, que permite establecer de qué sala proviene la copia pirateada, es decir, dónde se origina el delito. Otro sistema, Macrovisión, impide la visión correcta de una sola película duplicada. Este mecanismo antidelito funciona muy bien en NTSC pero su eficacia se reduce al 30 por ciento implantado en el sistema PAL.”
“Una fórmula antipirata, implementada por primera vez por la Warner Bros con la película Cobra, consistió en instituir una recompensa de 100 dólares por cada copia pirata y de 5.000 dólares para el que proporcionara datos claves en la investigación. A un recurso similar acudió la MPAA durante su campaña norteamericana, ofreciendo 15.000 dólares de recompensa a quien suministre información que permita arrestar o sentenciar a los violadores de las leyes de copyright. Las penas llegan a los cinco años de prisión y multas de hasta 250.000 dólares, o ambos.”
“Últimamente se produjo un cambio de mentalicad en él videoclub que, perjudicado por la competencia desleal, se acerca, aporta datos y efectúa denuncias que luego servirán de base a una investigación. El mismo público hace su aporte cuando se siente estafado al recibir una copia falsificada por buena y, cuando nos ubica, hace su reclamo. Conviene añadir que para estas consultas puede dirigirse a la Unión Argentina de Video, Viamonte 2095 PB, teléfono 46-8248”. “En cuanto a los restantes flagelos que afectan al sector, la piratería por cable y por satélite, existe un juicio penal contra Canal Cable Oeste Visión, de Ramos Mejía —el primer juicio de piratería por cable en Latinoamérica— y también contra un hotel de la Capital Federal, por exhibición pública no autorizada de películas editadas en video.”

En segundo lugar, se lanza al mercado la primera gran editora legal representante de grandes sellos (AVH) con un estándar de calidad desconocido hasta ese momento en el país.
Esos dos hechos provocan el inicio de una lenta divisoria de aguas: el editor honesto, por un lado, y el delincuente, por el otro, pasando por el comerciante inescrupuloso que intenta sacar provecho de la situación. El comienzo de esta lucha franca da lugar también a que la piratería pase lentamente a la clandestinidad y adquiera un mayor grado de sofisticación.
Los casetes piratas de 1984 eran de muy mala calidad, hablados en español, y sus etiquetas eran simples “stickers” escritos a máquina. En 1988 los piratas trabajan con una calidad muy superior, subtítulos electrónicos y etiquetas falsificadas, e incluyen en muchos casos estampillas de control fabricadas por la Casa de la Moneda, también falsificadas.

  • Lo que cuesta

Es que a pesar de la reducción de los porcentajes de piratería en los últimos tres años (ver cuadro), el crecimiento del mercado hace que los volúmenes de dinero que maneja el comercio ilegal de copias sean cada vez más significativos. Se estima, con la proyección de la tendencia, en cerca de 20 millones de dólares para 1988 (ver cuadro).
Esta economía marginal se ve alentada por la crisis económica y por un bajo nivel de rentabilidad en el videoclub, que ha visto deteriorar sistemáticamente la relación con la cantidad de videograbadores que atiende. Es decir, mientras en 1983 cada videoclub atendía en
promedio 800 caseteras, el crecimiento más rápido de videoclubes que el parque de videograbadores hace que dicha relación se reduzca actualmente a 350 (la más baja de América latina), con la consecuente pérdida de rentabilidad y propensión a recurrir a la piratería.

  • La lucha

Sea cual fuere la causa, las entidades representativas de los diferentes sectores libran contra el fenómeno una lucha sin cuartel. La Unión Argentina de Video, entidad que nuclea a las más importantes editoras de plaza, en combinación con la MPAA —Asociación de Productores Americanos—■ promovió en 1987, 68 procedimientos penales que implicaron el secuestro de 16.000 casetes piratas, es decir, un promedio de 44 por día.
La UAV implantó, a partir de mayo del año pasado, la identificación de sus videocasetes con una estampilla indeleble e inimitable de la Casa de Moneda. Además,
con el propósito de encontrar aliados dentro del propio comercio minorista, lanzó un plan de videoclubes adheridos, por lo cual los que asumen el compromiso permiten la inspección de sus estanterías a cambio de cierto trato preferencial por parte de las editoras.
Este pacto de honestidad comenzó a dar sus frutos el año último cuando un videoclub adherido de Marcos Juárez, provincia de Córdoba, cansado de la competencia desleal de un colega inescrupuloso, denunció la situación al juez de Instrucción de su ciudad, el que allanó el comercio ilegal y secuestró por piratas el 80 por ciento de las copias que alquilaba, por violación a la ley 11.723.

  • El delito

El justificativo de la piratería de los primeros tiempos sobre la falta de títulos editados hoy ha pasado a la historia. El mercado legal ofrece 5.200 títulos legales ya lanzados y un promedio de 150 nuevos títulos aumentan esa cifra todos los meses.
Hoy la piratería videográfica es un delito como cualquier otro, cuyo primer objetivo es obtener un lucro ilícito a costa del patrimonio de un tercero. Hay dos tipos bien diferenciados en la Argentina: el back to back o repicado, que consiste simplemente en copiar un título legal ya editado, generalmente acompañado con la falsificación de etiquetas y caratulas del original; y la edición trucha, por la cual se edita un estreno (o no) del cine, aún no aparecido en video. A diferencia del “repicado” que utiliza como matriz o master el cásete legal, la “edición trucha” se obtiene de la copia de celuloide de 35 mm que utilizan las salas cinematográficas. Para ello, los piratas se combinan con operadores de cine o con cualquier otra persona que tenga manejo del rollo de la película, lo retiene prestado por unas horas y lo transfiere a la cinta de video con un aparato llamado telecine, que puede ser profesional o de fabricación casera.
Un famoso pirata, que mediante un intermediario había conseguido la colaboración de un operador del cine Rex, de Escobar, para copiar la película Código de silencio con Chuck Norris poco después de su estreno, fue sorprendido “in fraganti” por personal de la seccional 5ta. de la Policía Federal. Llevaba consigo los 9 rollos de la película “prestada” y el master de video obtenido en un laboratorio, del que acababa de retirarse.
Legalmente, la reproducción no autorizada está prevista y sancionada por los artículos 71 y 72 de la ley 11.723 de Propiedad Intelectual promulgada en 1933. No obstante, es unánime la opinión de que se necesitaría algún aggiornamento en este y otros temas.

  • Por computación

Hadamos Marini, asesor letrado de la Asociación de Productores Cinematográficos de la Argentina, señaló , que en la reunión realizada este año en Ginebra por la Organización Mundial de la Propiedad Intelectual, en la que participó como delegado argentino, se estableció “la necesidad de crear un Registro Internacional de Obras Audiovisuales como recurso para combatir la piratería de películas y videos”. Y agregó: “La Argentina debería adoptar el mismo sistema, lo que reduciría sensiblemente el perjuicio ocasionado a los legítimos titulares de los derechos. La infraestructura está en el ámbito del Instituto Nacional de Cinematografía, que cuenta con una computadora con capacidad ociosa para albergar cómodamente un registro de obras.
La financiación se efectuaría sobre la base de los derechos de inscripción y de información que pagarían los usuarios del servicio. Las películas y los videos de producción nacional se inscribirían al terminar su realización y los extranjeros al introducirse al país. Posteriormente deberían registrarse las cesiones totales o parciales para explotación de obras, con lo que quedarían expuestos los piratas que no pudieran acreditar la titularidad de derechos.

 

  • Unos y otros deben cooperar

“El problema de la piratería es responsabilidad directa del videoclub y del editor”, dice el doctor Fernando Huberman, editor y responsable, junto con José Villegas de AVH, de la selección de videoclubes adheridos a la Unión Argentina de Video.
“Los videoclubes” realizan dos tipos de actos ilegales: cuando duplican títulos originales y cuando adquieren copias piratas. Existen verdaderas organizaciones delictivas dedicadas a falsificar “stickers” y lo hacen en cantidades importantes (de lo contrario no es negocio), que operan con papel fotográfico o impresiones para las carátulas, entregan facturas con direcciones y números de IVA inexistentes y llegan a manejarse con automóviles robados y patentes falsas, con doble riesgo para el videoclubista, que así se identifica con delincuentes.
“El videoclub hoy no puede argumentar desconocimiento del delito, por eso su cooperación es fundamental para acabar con el flagelo de la piratería”.
“El editor también tiene sus obligaciones, fundamentalmente las de apoyar al videoclub honesto y castigar al deshonesto, al que compite deslealmente y por eso puede alquilar a menor precio.

“Una de las formas de combatir la piratería es el sistema de videoclubes adheridos, puesto en marcha por la UAV Funciona con el compromiso por parte del comercio de autorizar inspecciones periódicas y sin previo aviso de su stock, recibiendo a cambio ventajas comerciales. Hasta el momento se con-cretaron 200 adhesiones y hay unas 300 solicitudes en lista de espera. El trámite no es tan rápido como se quisiera por la necesidad de una inspección previa. La idea es llegar a fin de año con 800 adhesiones, cifra importante considerando un total de aproximadamente 2.100 videoclubes en todo el país. Una vez lograda esta expansión, se tratará de establecer discriminaciones más amplias, que estimulen a los que ya están y persuadan al resto de su conveniencia.

“La lista de películas pirateadas es interminable: Sol de medianoche, Superpolicías en Miami, La hora del espanto, La bamba, Al filo de la sospecha, Emmanuelle, Critters, Karate Kid y Fuera de control, todas de LK-Tel. Algunas no editadas como El último emperador y The big easy, ni siquiera estrenada en cine. Y la más plagiada de todas, Pelotón. Pienso, personalmente, que el 50 por ciento de los casetes que circulan son ilegales.”
“Las mismas editoras incurren en ilícitos por negligencia o por error. Adquieren derechos a distribuidoras no autorizadas, por no exigir toda la documentación necesaria (como sucedió con Noche de bodas, Sing-Sing, con Adriano Celentano, y Los ladrones, con Jean Paul Belmondo, editada con otro título”.

  • Una campaña en todo el país

“La piratería viene afectando en forma notoria al video, y esta realidad se pone en evidencia con solo tener en cuenta que el 50 por ciento del mercado está constituido por copias ilícitas, es decir que no tienen detrás la responsa¬bilidad de una empresa editora”, dice Luis Osvaldo Repetto, directivo de Gativideo y presidente de la Unión Argentina de Video.
“Al editor lo perjudica porque uno tiene la idea de que una película va a vender 1.000 copias y en realidad vende 500, porque el resto ya ha sido pirateado. Sin ir más lejos, Terminator y Comando son dos de nuestras películas que un año antes ya estaban pirateadas.
“El público se perjudica porque la calidad de lo que se ve es defectuosa. Uno de los reclamos más frecuentes es que se ven mal los subtítulos y que la imagen no es buena. Los editores serios y responsables trabajamos con un alto nivel técnico que en nada tiene que envidiar a lo mejor del mundo. De modo que el usuario tiene que aprender a reconocer cuándo tiene en su poder una copia pirata y de mala calidad y rechazarla como tal..
“Una de las formas de combatir la piratería son los procedimientos judiciales y policiales y, en la medida en que se tenga presupuesto, se pondrá mayor énfasis en las investigaciones e inspecciones. Hay que destacar que en los últimos 30 días se realizaron 19 procedimientos, no solo en Capital Federal sino en el interior del país, cuyo ritmo espera mantenerse y aun intensificarse en los próximos meses. Se trata de una intensa campaña contra la piratería de la que el interior de ninguna manera puede sentirse libre o inmunizado. Esta acción y las actuaciones legales van a continuar en todo el ámbito de nuestro territorio. “Estamos, además, a la espera de la resolución de un proyecto de ley del Instituto Nacional de Cinematografía que va a contribuir en forma eficaz a erradicar este flagelo. Se trabaja firmemente, y su acción va a ser drástica”.

  • La víctima es el público

La piratería ataca por diferentes flancos”, dice Dardo Ferrari, director de AVH, una de las majors del mercado local, “pero uno de los principales damnificados es el público. “¿Por qué? Porque por el mismo importe que alquila una copia original, recibe mala calidad en una película difusa, afectada por sombras, rayas o puntos extraños. Nos han llegado reclamos que resultaron originados por copias piratas. Y esta es otra consecuencia, el público no aprecia la verdadera calidad que hoy ofrece el video y, además, se perjudica la imagen de la empresa.
“Además, la baja calidad de los materiales en las copias ilegales hace que la cinta despida una emulsión capaz de dañar en forma irreversible el cabezal del equipo. Es decir, la pieza fundamental, cuyo costo representa un alto porcentaje del precio total, entre 150 y 200 dólares. Y el usuario lo va a notar, apenas comienzan a aparecer extrañas líneas negras en la pantalla.
“Aquí, sea cual fuere la forma que adopte el delito: back to back o copia a copia; anticipada, directamente se hace la copia de la película de cine antes o junto con su estreno; completa o de tipo industrial, incluyendo stickers, carátulas y estampilla y por cable, en la que por el alquiler de una copia se obtiene el rédito de pasarla a 5.000 ó 10.000 abonados, muy usado en el interior del país, lo fundamental son las soluciones.
“En primer lugar, es necesario una campaña esclarecedora dirigida al público, para que sepa que se perjudica él, las fuentes de trabajo y los videoclubes honestos.
“Es un reclamo del sector que se amplíen los alcances de la Ley 11.723, con normas especificas sobre piratería en video y las penas que corresponden. Ya no es suficiente con una ley antigua que abarca la propiedad intelectual en su conjunto, sino que debe reglarse la protección explícita contra este delito.
“Otro factor importante es la colaboración por parte de las cámaras que nuclean a los videoclubes, de los comercios que denuncian a otros iniciando acciones y de los editores, ofreciendo la mejor calidad, para que el público note la diferencia y rechace la copia mala.
“Es preciso erradicar a los distribuyen y a los que duplican ilegalmente las películas. El imperio del Sol, Nacido para matar y E.T. están circulando ilegalmente cuando no han sido lanzadas por AVH que posee los derechos. Ya pasó con Los intocables y Atracción fatal, que ahora si están en video.
“Una manera de prevenir la piratería es también anticipar el lanzamiento de los títulos importantes, para evitar dejar terreno propicio. Nosotros hemos empezado a introducir en la ‘cola’ de los videos la fecha de salida de la copia original, para que el público no resulte engañado con falsificaciones.”

  • El camino de la legalidad

Otra entidad embarcada en una de-cidida lucha contra la piratería, es la Asociación de Videoeditores Indepen-dientes de la Argentina, cuyo presidente, Luis Osear Mentasti, responsable de Argentina Sonó Film, brindó su opinión sobre el tema. “La piratería básicamente provoca retracción en las ventas y competencia desleal entre viodeoclubes. El público usuario todavía no tomó conciencia de los daños que implica y no está motiva¬do para actuar como una especie de ‘policía particular* en preservación de su dinero (el que le cuesta alquilar una mala copia pirata) y del cabezal de su casetera.
“Un hecho fundamental es el acuerdo suscripto por la AVIA y la Federación Argentina de Viodeoclubes, FAVIC, para encarar una acción conjunta en pro del saneamiento del mercado. Consideramos que es una utopía decir qué los videoclubes son los únicos culpables de la piratería. También está el . que fabrica y provee las copias ilegales. Es decir, hay buenos y malos de ambas partes.
“El objetivo de este compromiso es revertir el proceso de degradación y malformación del sector, promoviendo su profesionalidad y legalidad. El me¬dio es una campaña nacional antipiratería, uno de cuyos instrumentos más eficaces es el uso de, la estampilla con código de barras en cada cásete, para permitir no solo su seguimiento y con¬trol sino la inmediata identificación de una copia pirata. Este sistema, AVIA Original Unidat, contiene en un pequeño espacio toda la historia de una película: su contenido, cuándo fue editada y vendida, a qué videoclub, etcétera, que cada vendedor podrá leer con sólo pasar sobre el cásete una tarjeta magnética. “Su aplicación computada es tan eficaz que una vez generalizada entre los videoclubes (ya hay 20 adheridos) y editoras, eliminará todo tipo de trámites administrativos, facturación, etcétera. Y, con solo apretar un botón saber lo , que se quiera sobre cualquier cásete”.


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