Quinta película de Nicholas Ray, Nacida para el mal fue rodada en el ‘50, el mismo año en que su autor realiza In a Lortely Place (La muerte en un beso). Ambas son versiones transparentemente autobiográficas (todo es “transparentemente” autobiográfico cuando sabemos “algo” de la vida en cuestión) de Ray y sus dos grandes pasiones: el cine y las mujeres. Ambas películas están centradas en artistas (escritores, como Robert Ryan en este film, cuyo personaje se llama “Nick”) y el entorno bohemio-chic del Village de la postguerra con sus intereses oblicuos de pasión y pasatismo, con sus diálogos cáusticos, donde toda una civilización parece haber alcanzado un grado de solidificación y equilibrio que roza ya la entropía y donde los modales refinados esconden una violencia y una perversidad a punto de en lazarse con las criaturas de Harold Pinter, mundo tan estéril, pantanoso y baldío que sólo una gran tormenta de pasión podría purificarlos; tal tormenta sería Johnny Guitar, rodada tres años después.